QUIÉN DECIDE POR NOSOTROS: como dejar de fumar y no sufrir

Hace unos meses, justo un poco antes de empezar este blog, sucedió algo que me dejó muy perpleja: después de 28 años de fumar, un día para otro, abandoné el tabaco. Lo sorprendente era que aun con este recorrido nicotínico tan largo, no he tenido ningún efecto de abstinencia, ni sufrimientos que experimentan muchos fumadores que intentan a dejar de fumar, y a los cuales la nicotina gana. Escucharon este chiste, supongo: dejar de fumar es muy fácil, lo hice como 15 veces.

Yo era consciente que fumar casi diariamente 2 a 4 cigarros durante 28 años significaba una dependencia química, una adicción. Es por ello que ni intentaba de parar consolándome con el hecho que nunca fumaba mucho. Pero un día, justo leyendo e investigando sobre el funcionamiento del cerebro, mi vida se iluminó. Yo entendí que hubo un gran error de pensar que los cigarrillos me ayudaban a manejar el estrés o el cansancio.

Recuerdo que empecé a fumar estos días de exámenes semestrales en la universidad, los días llenos de nervios y con la gente alrededor que fumaba aparentemente logrando calmarse, o relajarse. Les seguí la corriente y poco a poco, los cigarrillos se convirtieron en parte de mi vida. Me daba ganas de fumar cuando estaba nerviosa o preocupada. Tambièn, cuando estaba muy cansada. Nada nuevo, todos fuman por la misma razón. Pero este día cuando fumé mi último cigarro fue cuando entendí que No, al fumar no se me baja la tensión, ni me siento mejor, sigo sintiéndome tensa, o cansada y, encima, a veces me daba náuseas u otras sensaciones físicas desagradables.

Entonces, dije yo, para què, diablos, me enveneno si esta cosa ni me ayuda. Es algo muy elemental, pero, en serio, las cosas más simples en la vida a veces demoran mucho para ser internalizadas. Eso fue cuando mi cerebro entendió muy bien que el fumar ya no es la prioridad. De esta manera me liberé de la dependencia psicológica. Pero yo sabía que en un par de días, la dependencia química de la nicotina se manifestaría. Verdad que ni me imaginaba cómo sería. Pero no pasó. Nunca más sentí las ganas de fumar. A veces visualizo a mi misma fumando y siento un gran rechazo interno.

Bingo, dije yo. La salida es muy facil: solo busca como convencer a tu cerebro que éste no necesita fumar. Pero, luego, reaccioné: no soy un genio no reconocido de la humanidad, seguro que no soy la primera que llegó a estas conclusiones, entonces, por què hasta ahora tenemos tanta gente atrapada en la adicción nicotínica?

Hoy tengo la respuesta. La nicotina es la molécula que actúa sobre los receptores de la acetilcolina (el primer neurotransmisor descubierto!!!) como agonista, es decir, se disfraza de acetilcolina y los receptores la reciben como tal.

La acetilcolina trabaja ante todo en el sistema nervioso periférico, saliendo de estos enormes axones de más de un metro que responden por las contracciones de los músculos de nuestro cuerpo. También participa en el funcionamiento del sistema vegetativo del organismo. En es sistema nervioso central, su papel no es tan importante, pero es regulatoria. Básicamente, es el balance del sueño y la vigilia y el nivel general de la activación del cerebro. Por ejemplo, si estamos estresados, la acetilcolina tranquiliza el cerebro. Si, de lo contrario, el cerebro es lento, apático, la acetilcolina lo agiliza.

La nicotina hace lo mismo, por lo tanto cuando un fumador está estresado, la nicotina ayuda a bajar el nivel de la excitación. Por otro lado,si en la mañana nuestro fumador no puede despertar, un cigarro le ayuda a regresar a la vida.  Pero, igual que en el caso de otras sustancias como la morfina (con más detalle puede leer sobre la morfina y heroína aquí,luego aquí, y finalmente aquí), afecta el metabolismo del cerebro y, a lo largo, hace que la producción de acetilcolina por las neuronas se disminuye. La nicotina cumple con el papel de la molécula endógena, la cual a su vez deja de producirse.  Si uno para de fumar, esta falta de nicotina se manifiesta en los síntomas de abstinencia. Por supuesto, el cerebro va a reclamar su porción de la nicotina porque su propia acetilcolina no estará en las cantidades suficientes.

Pero qué sucedió conmigo, por qué no tuve el síndrome de abstinencia, no sufrí, por qué deje de fumar como si nunca hubiera fumado?

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La respuesta es simple: tengo la suerte de tener mi barrera hematoencefálica  resistente a la nicotina, por lo tanto, la nicotina no llega a mi cerebro, no altera el metabolismo, no disminuye la producción de la acetilcolina, y es por ello que yo no llegué a desarrollar la dependencia química a la nicotina. Así que una vez resueltos los enredos psicológicos, los cigarros dejaron de importarme.

Hay personas como yo que estamos protegidos contra la posibilidad de desarrollar la dependencia de la nicotina por nuestro propio cerebro. Hay otros, que son mucho más, que desarrollan la adicción de manera muy simple. La nicotina en sí no es tan dañina como otras sustancias del cigarro. Los fumadores buscan dejar de fumar justo porque saben que se están matando con decenas de químicos mortales que hay en cada cigarro que se fuma. El efecto recreativo de la nicotina al inicio, y el regulatorio en adelante, con un mayor tiempo de consumo, no se compare con el daño enorme que nos hacemos fumando. Es algo irónico: la nicotina es adictiva, pero no tan dañina como el resto de los componentes del cigarro. Otros componentes del cigarro no son adictivos, pero nos matan día a día. Si creería en el diablo, pensaría que el cigarro es su invento. 🙂

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Hoy no tengo la receta para dejar de fumar y no sufrir: es una lotería. Las capacidades de la barrera hematoencefálica son, dentro de los límites predecibles, variantes e individuales. Así que, para no sufrir dejando de fumar, es mejor no empezar.


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19 comentarios

  1. Felicidades por esa decisión, que sin duda siempre será buena y positiva, y efectivamente dejarlo es muy duro, o es dicen. Toda mi familia ha fumado excepto mi madre y yo. Y sin duda me alegro de no haber fumado nunca, tomé la decisión en un momento de mi vida y la he mantenido siempre. Es un paso importante y digno de celebrar. Saludos.

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    • en realidad, me siento como si nunca lo hubiera hecho. y me alegra haber aprendido sobre la barrera hematoencefálica 🙂 jiji la misma que nos protege también del efecto de glutamato: si no, cada hamburguesa que comimos, nos excitaría sobremanera.

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  2. Muy educativo pues es un habito tan arraigado en nosotros, millones lo viven activamente y otros millones de manera pasiva aunque en el caso de los fumadores pasivos a disminuido gracias a leyes que prohíben fumar en áreas publicas.

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  3. Ese hábito es un negocio con una incidencia económica enorme. Después de cincuenta años, comencé sustituyendo el tabaco envasado por picadura natural y reduciendo el consumo de forma consciente y controlada hasta alcanzar los cuatro cigarrillos por dia. . Dejé de fumar hace cinco meses sin sufrir otras alteraciones que una ligera ganancia de peso de tres kilos y una larga serie de constipados recurrentes. Un saludo.

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  4. 😱 muy interesante… yo, Alberto llevo unos 4 años sin fumar y aunque al principio intentaba engañarme… lo conseguí. Suso… ha vuelto a caer! Esta bien saber que necesita aceticoina 🥰 a partir de ahora le daré un par de sopapos a la mañana a ver si espabila antes del pitillo 👏👏 🤣 un besazo 🥰

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  5. Es interesante saber por qué unas personas pueden dejar de fumar con facilidad y otras no lo consiguen.
    Lo mío fue al revés, intenté con mucho interés fumar. Era mi primer año en la Universidad, tiempo de cambios y de sentirme liberada del yugo paterno y materno, claro.
    Eso de fumar me parecía tan interesante y atractivo, acompañaba tanto estar sola en una cafetería con un cigarrillo en la mano………..para mi era subyugante.
    Pero fue que no. No soportaba el olor, no soportaba tragarme el humo, no soportaba nada, así que nunca fuí fumadora más que de una escasa docena de cigarrillos de mi intentona.
    Será la barrera hematoencefálica que en mi es muy potente.

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    • sí, exacto, somos de la misma tribu jajajaja yo viví convencida que tengo una adicción, mientras el humo y el olor nunca me gustaban. en la calle sentir el olor al cigarro me causaba un fuerte desagrado, o sentir el olor de la persona que acaba de fumar. pero de alguna extraña manera estaba convencida de que tengo una adicción y con ésta me quedo hasta el final. descubrir esto de la incapacidad de algunos de desarrollar la dependencia, realmente fue una gran sorpresa, proque siendo fumadora reprimida, he leído de todo para buscar la salida. y en un articulo sobre la acetilcolina, recibo la respuesta tan simple. gracias por pasar por el blog, siempre espeo su visita. un abrazote

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  6. Me ha encantado el artículo, el tabaco es adictivo, llevo años sin fumar pero cuando me tomo unas cervezas me entran unas ganas q unas veces me resisto y otras no y me pasa como a ti en circunstancias normales, solo el olor me molesta…esas cosas q no entendemoso un poco mejor contigo… Gracias…🙏

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