Un poco sobre la felicidad en el siglo 21. Parte 2

Parte uno https://cerebrohumano.home.blog/2018/12/27/%ef%bb%bfun-poco-sobre-la-felicidad-en-el-siglo-21-parte-1%ef%bb%bf/:

Quiénes somos, los humanos?  Nadie puede negar que pertenezcamos al reino animal, en el cual las leyes de evolución determinan las tareas de existencia. Los tres grandes instintos dirigen nuestro comportamiento y forman nuestras necesidades. El instinto de supervivencia del humano como individuo, el instinto de reproducción que también, en gran escala, es el instinto de supervivencia, pero ya de toda la especie: tenemos que pasar nuestros genes a las siguientes generaciones, y el instinto jerárquico ya que somos criaturas gregarias, y existimos únicamente en el grupo.

Nuestro cerebro se desarrolla en gran parte de acuerdo con los estímulos externos y para funcionar exitosamente en el mundo de humanos, necesita del entorno social, grande o pequeño, pero si estamos aislados de los demás, no desarrollamos nuestra humanidad. En este contexto la palabra humanidad carece de las connotaciones éticas, cuando digo humanidad, refiero a las características de la especie, por ejemplo, al lenguaje y otros procesos mentales superiores.

La evolución no es un hecho, es un proceso y el éxito evolutivo depende de la adaptación a los factores variantes del entorno exterior e interior, por su puesto.  

La incomodidad es un estímulo mucho más efectivo que la comodidad. Por eso nuestras necesidades básicas están relacionadas con la sensación de la incomodidad: hambre, sed, dolor, miedo, humillación, aislamiento, etc. y si hablamos de la oposición de la incomodidad, no es el placer, es simplemente  la satisfacción de la necesidad. Se neutraliza la incomodidad y sí es agradable. Hay personas que disfrutan, por ejemplo, realizar las actividades en el baño. Y quién discutirá, la sensación no es desagradable, luego de satisfacer la urgencia. Pero sería extraño llamarlo placer, o felicidad.

Nosotros no sentimos placer al respirar, pero si nos quiten el aire, entraremos en pánico y estaremos felices de volver a tomar aire, pero es la felicidad como la entendemos o queremos entender?

Entonces, qué es el placer? Lo buscan y lo identifican con la felicidad muchas personas. Pero el placer es simplemente valor agregado a la satisfacción que sentimos al salir de la zona de la incomodidad. Y este valor lo agrega al hecho nuestra actividad mental. Si recordamos que la mente se forma en el entorno social, tenemos la respuesta: el placer en cada una de las situaciones se determina por las tendencias sociales actuales en el momento.

La naturaleza nos fuerza satisfacer nuestras necesidades – nosotros respiramos, bebemos, comemos, usamos ropa, practicamos sexo, o entretenemos nuestro cerebro aburrido con dibujitos coloridos o la información nueva que ni se retiene, ni es útil para nosotros de ninguna manera. Pero para experimentar placer nosotros tenemos que crear un contexto especial del cual se encarga nuestra mente.

Cuando vamos al campo, respiramos y pensamos: este aire es tan puro, tan fresco, cuando comemos en un restaurante caro nos llenamos del placer al pensar que lo que comemos es lo más más, y en sí, nos alimenta hoy un chef genio, y si tomamos un vino que cuesta trescientos dólares por botella, sentimos un placer especial que no experimentamos al tomar el vino que comparamos con 10 dólares.  Podemos citar más y más ejemplos de cómo ponemos el valor agregado a las cosas para sentir no solamente la satisfacción, sino, el placer, el sinónimo de la felicidad para muchos.

El placer es el resultado de un trabajo intelectual complejo, cuyos mecanismos hasta ahora no están claros. Nadie puede explicar cómo los seres humanos sentimos placer al escuchar música. La evolución no hizo nada especial  para esto en nuestros cerebros. Ningún otro animal, incluyendo a los primates, distingue la música entre otros sonidos compuestos. Reunir los sonidos en una composición musical es un proceso intelectual muy complejo que solo logra el cerebro humano.

No hay otros animales que están dispuestos de practicar sexo diariamente, inventar las formas de prolongarlo, o recibir un orgasmo más fuerte. No hay animales que acompañan el acto sexual con las velas aromáticas, o busca estimularse con los químicos como viagra, juguetes, fantasías en mejor caso para hacer el sexo más y más placentero. Para los animales es la forma de salir de la incomodidad hormonal y psico-fisiológica, pero nosotros, nosotros buscamos el placer.

Por qué sentimos el sinsabor de la vida a pesar de la creciente bienestar de nuestra sociedad? Es bastante simple: cada necesidad tiene su límite de satisfacción. El exceso del oxígeno, del agua, de la comida, del sexo etc, es un problema, y las consecuencias de este exceso son catastróficas: muerte, obesidad, depresión, enfermedades. Una vez está neutralizada la incomodidad, la satisfacción, la sensación agradable, termina. Y si queremos sentir el placer, ya tenemos que incluir el cerebro. El problema es que no lo hacemos bien.

Usando la actividad intelectual, nosotros tratamos activar forzosamente las necesidades ya satisfechas: comemos hasta llegar al cuarto grado de obesidad, llenamos los armarios de ropa, zapatos, joyas, buscamos más y más dinero, poder, cambiamos las parejas sexuales en espera que esto nos hará felices. Y nos frustramos porque estamos yendo contra nuestra propia naturaleza.

Por su puesto, la actividad intelectual puede modificar la satisfacción de las necesidades, agregar algo de sensaciones agradables, pero igual que en caso de la música, son solo juegos de nuestra mente. Tenemos que dejar de parasitar sobre nuestras necesidades biológicas para experimentar el placer y ser felices. El placer real, verdadero, pleno, solo se puede encontrar en nuestra mente.


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15 comentarios

  1. Creo que «Negociaciones con el cerebro: cómo convencerlo de no procrastinar» complementa muy bien esta entrada. Ayuda para explicarle a nuestra mente que el modelo establecido de felicidad es un espejismo.
    Nuestras mentes occidentales han sido formadas por las propagandas. Fuimos educados para sentirnos incompletos. Nuestras vidas siempre se ven grises, mediocres, cuando las comparamos con el «destino de gloria de nuestra patria», el glamur y los millones de las estrellas o la alegria sin fisuras que puede brindarnos Smirnoff.
    El placer es algo relativo a cada persona. Me hiciste acordar de una época en que me sentía pleno con las necesidades básicas apenas cubiertas. Había salido de la incomodidad y con lo básico satisfecho tenía muchos momentos de plenitud. Me bastaba respirar hondo en una mañana de primavera mirando el sol sobre las plantas del jardín. Con los años fui sintiéndome cada vez más frustrado por no tener lo que se suponía debía tener, ni ser lo que otros esperaban que yo fuera. Lamentablemente no supe construirme un mundo acorde con mis necesidades y deseos.

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  2. Paradigma de las neurociencias, que curiosamente tiene mucha articulación con la teoría especulativa psicoanalítica de Sigmund, que no disponía de la parafernalia tecnológica con la que post modernamente creemos acercarnos un poco más a la cierta certidumbre. Freud ya lo sabía cuando decía de la teoría de la neurona que lo suyo era puro trabajo de inferencia, porque aún no existía mucha más tecnología que la del bisturí y la propia experiencia. Digo (y ello sin tipo de arrogancia alguna de sabiduría) que es interesante un abordaje neurocientífico acerca de la «felicidad» y sus relaciones con el deseo y la satisfacción, siempre que tengamos en cuenta a otros que desde milenios, en cada lugar, buscaron y encontraron palabras posibles en un lenguaje que por serlo siempre es insuficientes, para decir cosas del mismo orden.

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    • gracias por su interés en este tema, que me apasiona y me inquieta. considero que la neurociencia no lograría una visión amplia si se limitaría a la biología, fisiología, endocrinologia y la química del cerebro. siempre necesitará la base filosófica y el soporte psicológico. saludos cordiales y espero volver a intercambiar los pensamientos

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  3. Vuelvo a mi comentario a tu primera entrada sobre el tema y dejo como corolario lo que yo considero que es la búsqueda del placer (de MI placer, por eso hablo desde el YO, lo cual no significa que tenga la razón ni nada que se le parezca; sólo señalo que esto es lo que a MI me sirve, cada cual deberá, luego, buscar su camino y las fórmulas que considere necesarias para lograr sus objetivos).
    Digo, entonces, que el camino a la felicidad está en mi querido Epicuro: la ataraxia. La difícil «imperturbabilidad del espíritu». Difícil, pero no imposible.

    Un abrazo.

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    • desde mi punto de vista, uno de los rasgos de la persona feliz y plena , que no son estados, sino, la corriente, es cuando éste no tiene la necesidad de imponer a los demás su visión hacia cualquier cosa. no hay neceidad de probar nada a nadie, o preguntar por la opinión de nadie: hay que vivir como nos hace feliz. una vez más gracias por venir y compartir sus pensamientos. un abrazo.

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