BIOLOGÍA DE LA HONESTIDAD

Nuestro amigo más grande del mundo animal, más fiel, más transparente y honesto, nuestro amigo el perro sabe mentir. O, al menos intenta. Alguna vez han visto a un perro asustado? Què hace?

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Primero que cualquier cosa, mete la cola entre las piernas traseras. No lo hace porque tiene miedo que alguien muerde los testículos, aunque esto sería muy doloroso. Lo hace porque sabe que reaccionando el miedo su parte anal emite las feromonas que comunican a otros su estado emocional, así que el perro trata de evitar que su enemigo se entera que está asustado. No tiene otra opción, no puede hacer nada contra su cuerpo, no puede controlar la producción de las feromonas. Pero intenta disimular.

La mayoría de seres vivos de una u otra manera tratan de mentir, fingir ser lo que no son para beneficiarse. Robert Sapolsky menciona hasta las células de levadura en intentos de fingir. Pero, por supuesto, no son estrategias conscientes del comportamiento.

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Células de levadura que mienten. cómo y para qué lo hacen pueden leer aquí

Y, por supuesto, si un animal “miente”, no tiene remordimientos de conciencia posteriormente. En caso de los humanos, somos mentirosos nivel dios. Y a la vez, la mentira por alguna extraña razón, tiene significado negativo en muchos contextos de la vida. Pensamos que mentir es malo, mentimos porque en muchas situaciones nos hace bien, luego luchamos con los sentimientos de culpa. Es nivel dios, pero un dios bastante loco.

Nuestro cerebro, específicamente la corteza frontal, se encarga de la honestidad: se esfuerza para que digamos la verdad en las situaciones en las cuales lo considera correcto. Y a la vez, si se optó por mentir, se encarga de hacerlo de mejor manera. Es la corteza frontal la que elabora y ejecuta el plan de la mentira. Y la misma corteza frontal nos impulsa decir la verdad si esta verdad se exige por nuestras esquemas morales. Por lo tanto, la honestidad es un fenómeno ante todo  racional, y el polo opuesto, la deshonestidad, también lo es.

Como vimos con el caso del perro, lo que tambièn es aplicable para otros animales, la mentira en su esencia es natural, es uno de los mecanismos de supervivencia personal. La honestidad es natural en las situaciones seguras en las cuales el animal no corre riesgo. En los animales más evolucionados como primates, la mentira se usa no solamente para evitar los peligros, sino para conseguir bonos agradables.Nosotros los humanos llegamos a nuestra humanidad con ambas opciones. Cuando estamos en peligro y para salvarnos tenemos que mentir, la mentira es lo más natural que puede ser.

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areas involucradas en el proceso de mentira

Pero pueden haber las situaciones en las cuales el deber moral, o el rol social nos impulsa decir la verdad, la dura verdad como dicen. Es dura y difícil literalmente porque la corteza prefrontal debe hacer un gran esfuerzo para controlar los señales del sistema límbico y hacer que digamos la verdad. Hay casos cuando la activación de la ínsula que produce el asco moral es tan fuerte, que las sensaciones negativas internas respecto la mentira pueden superar el razonamiento. Por su puesto, es más excepción que una regla, y funciona en las personas cuyas esquemas morales dominan otras necesidades vitales o en los adolescentes.

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En algunas ocasiones, se toma la decisión de no mentir porque la corteza prefrontal ve los beneficios postergados. Aparentemente, la situación indica que mentir es la mejor opción para corregir el contexto, pero el centro analitico pudo calcular las consecuencias y nos indica que nos conviene decir la verdad. Un sacrificio temporal para cosechar los bonos en futuro. Es el comportamiento de la corteza prefrontal madura, lo que carecen normalmente los adolescentes y niños. La cortez frontal en este caso controla ante todo la amígdala, la responsable por el miedo.

Pero si la corteza prefrontal decide que tenemos que mentir, tiene que trabajar más duro. Ante todo, controlar la cara, la modulación de voz y, lo que es más difícil aun, nuestra habla. Internamente tiene que dopar a la amígdala con sus miedos gritones, a la ínsula,

giro cingulado , wikipedia

y calmar el giro cingulado que reacciona a la situación de la elección conflictiva, sea esta elección emocional o cognitiva.  Necesitamos racionalizar la mentira para neutralizar las señales de la ínsula y la amígdala.

Este trabajo se facilita si se elimina el aspecto moral: y mentir y no mentir es más fácil si no están comprometidas nuestras creencias y principios morales. En este caso, el giro cingulado solo se encargará de regular la relación entre la información real y falsa, la amigdala estara durmiendo y la ínsula verá otros asuntos. Los mentirosos patológicos o algunos tipos de psicópatas no tienen ningún problema al mentir, así que la perfección  de esta herramienta en ellos puede llegar a niveles muy altos.

Los mentirosos profesionales, como por ejemplo,

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los jugadores de poker, logran cambiar la fisiología de sus cerebros en relación con la mentira y estos mecanismos en ellos o no funcionan, estan modificados drásticamente. Como cualquier actividad, la mentira puede cambiar la química cerebral y la organización sináptica. Los estudios, por ejemplo, demuestran que los mentirosos patológicos tienen más mileina y menos neuronas en una parte de la corteza prefrontal, pero hasta ahora no hay respuesta si es el cambio que surgió a raíz de la mentira sistemática, o estas personas mienten justo porque tienen más mileina. Por otro lado, más tienes que mentir, más fácil será cada día. En los mentirosos patológicos la mentira es natural, pero los que aprenden a mentir pueden ir perfeccionándose hasta llegar a igualarse con los que lo heredaron con la leche materna.

Al mismo tiempo, las personas que no mienten, porque así han sido formados, no tienen ningún problema en el momento cuando su corteza pre frontal debería decidir mentir o no, ellos no tienen este conflicto, ni la activación en las áreas prefrontales ya mencionadas, y su respuesta es predecible: ellos no mienten. Su honestidad es natural, la formación que les dieron en la edad temprana es indestructible, ya es parte de su fisiología y su honestidad es más instintiva que racional. Definitivamente, no serán buenas espías ni podrán esconder sus infidelidades de sus parejas y, siempre dirán si te ves gordo y viejo. Y que tu doctor dijo que ibas a morir en dos meses.

La descripción de los procesos cerebrales de la mentira realizados mediante una enorme cantidad de estudios es bastante preciso, pero el asunto sigue siendo muy complejo y enredado. Para variar. Felizmente. Hay tanto para descubrir todavía.

Referencia

Robert Sapolsky (2005) Behave: The Biology of Humans at Our Best and Worst

13 comentarios

  1. •~…. interesante con la fuerza que empiezas a escribir sobre este tema, cuantas veces nos creemos nuestra propia mentira de que no sabemos mentir, si nos mentimos hasta para sobrevivir en un día a día que nos oprime, o nos aleja de lo que queremos ser. No todo el que quiere puede, así que a veces te mientes para aliviar como arte de tranquilizar… hay mucho que sacar de este interesante tema, gracias Alona por compartirlo.~•

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    • gracias por tus palabras, es cierto, el tema es bastante enredado y complejo, como nosotros en si. pero hay algo que puedo afirmar con toda la seguridad: mentir es parte de nuestra psiquis, así como ser honesto también. y como la mayoria de las cosas, estas dos también aprendemos: aprendemos a mentir o disimular bien, y aprendemos a resistir a la mentira y decir las cosas como son. un gran abrazo.

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  2. Excelente, Alona. Es genial cómo imbrica, dentro del mismo texto, procesos neuronales con temáticas cotidianas y filosóficas, en este caso, la mentira y, como en anteriores, el desarrollo de nuestro buen gusto gastronómico. Aprovecho para agradecer profunda e infinitamente su nominación al Sunshine Blogger Award. Abrazo desde Villahermosa

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