Comer para vivir o vivir para comer: consejos prácticos

El cerebro sabe muy bien qué quiere y cómo lo quiere, es por eso que cuando de comida se trata, la elección inconsciente siempre será la opción con la mayor cantidad de calorías y, ante todo, los carbohidratos – cuando los escogeremos, el cerebro nos premiará con la inyección de la dopamina que garantizará las emociones positivas. Yeah!!!

Estas preferencias cerebrales por las comidas están condicionadas evolutivamente para salvarnos de la muerte de hambre. El sistema del incentivo dopamínico como todo en nuestro cerebro, se iba formándose desde  nuestros antepasados por lo tanto es un sistema potente y dominante. La alimentación es uno de los factores que aseguran nuestra buena formación desde las etapas prenatales y nuestra supervivencia en general. Así que no es difícil entender, por qué ahora, cuando la accesibilidad de la comida llegó al nivel nunca antes experimentado por la humanidad, ésta se convirtió en un sustituto de casi todo lo que no es tan fácil de lograr: el sistema de recompensa es similar, así que la falta del contacto táctil, la ansiedad, el aburrimiento, e, incluso, el miedo, se curan muy fácilmente con la comida. Y no cualquier comida, no es ensalada de lechuga, ni sopa de verduras. Es la comida que trae la mayor cantidad de calorías.

Además, el cerebro siempre busca economizar sus energías y evitar cualquier actividad que no está en su lista de prioridades: con más detalles puede leerlo Aquí . Cuando estamos aburridos, ya no tenemos que buscar qué hacer, buscar personas para comunicarnos, aprender algo nuevo gastando el tiempo y dinero. Para qué si tenemos comida ?

Si estamos preocupados o ansiosos, ya no necesitamos meditar, ir al gimnasio para una nueva porción de la dopamina y endorfinas, buscar el psicólogo o la compañía de amigos para hablar de problemas. Para todo lo mencionado y cualquier otra salida hay que gastar energías. El cerebro lo sabe y dice: no, para qué si tenemos comida?

Cuando procrastinamos, la sensación de culpa también se cura con un rico pastelito, un plato de pasta o unas cuantas barras de chocolate.

Ahora, cuando el trabajo es tenso, y al fin de semana llegas agotado física y -emocionalmente, ya no necesitas ir al masajista, a la piscina, o salir de la ciudad para respirar el aire fresco, o, en si ir de vacaciones no remuneradas y hacer trekking para regularizar tu sueño y aliviar los efectos del estrés. Más facil es comer, abundante y rico. Y luego dormir y comer más por las mañanas mirando cualquier telenovela más tonta para no distraer la digestión.  

Si pensamos un poco, podemos ver que la cultura humana en general está entrelazada con la comida más estrechamente que con cualquier otra necesidad. Cuando estamos celebrando algo, comemos, para hacer la felicidad más grande aún. Cuando estamos tristes, desdichados, arruinados por alguna tragedia, comemos, para aliviar el dolor. En todas las culturas, la ceremonia de la despedida con los muertos de una u otra forma se realiza compartiendo comida. Este ritual tiene mucho sentido, si recordemos que con la comida recibimos las emociones positivas no relacionadas con nuestro estado emocional. El dolor se diluye en la corriente de la dopamina, brevemente, pero nos ayuda a sobrevivir los primeros días más dolorosos.
Tenemos más motivos para comer, que no comer. La tradición cristiana por siglos manejaba su rebaño controlando el sistema de alimentación mediante los periodos  de ayunos reglamentados. Ahora la Cuaresma de los 46 días de la restricción severa en la alimentación, cuando se prohibía comer carne, lácteos, huevos y pescado casi durante todo este periodo, se convirtió en el viernes santo de pescado.

Por todo esto, y también porque pocos entienden los motivos reales de nuestro exagerado consumo de la comida, la humanidad civilizada se pone más y más obesa.

Soy una persona como cualquiera de ustedes, mi cerebro funciona de la misma manera, y tengo una tendencia a engordar ante todo por el hipotiroidismo con que convivo muchísimos años. Sin embargo, siempre pensaba que ser esbelta sería una ventaja para mi en todos los aspectos. Así que busqué cómo superar, manejar esta tendencia general de los Homo sapiens digitales. Aquí tengo algunos consejos para aquellos cuya relación con la comida se convierte en destructiva. Ante todo, recuerden, que cualquier cambio en su vida que decidan realizar, tienen que sustentar ante la parte subconsciente del cerebro: no hay nada esotérico en ello, pueden chequear en este artículo.

  1. Observen qué exactamente y en qué tipo de situación provoca en ustedes las ganas incontrolables de comer. Cada vez cuando sienten que quieren comer sin tener hambre, tomen nota sobre la situación en que se encuentren, cuáles son sus emociones y sensaciones en este momento. Por qué precisamente ahora siente usted este deseo de comer? Se podrá reemplazar la comida por algo diferente? Entender es un paso más importante. Esta técnica me ayudó a dejar de fumar un día para otro después de 28 años del vício. Yo deseaba dejar de fumar como todo fumador, pero no veía la forma de hacerlo,porque para mi el cigarro era necesario en los momentos de tensión, estrés, o cansancio. Cuando decidí de observarme, pronto me di cuenta que fue bien cierto, yo fumaba básicamente solo cuando estaba ansiosa, cansada, o tensa. Pero lo que descubrí era que en realidad, el cigarro no me daba un alivio verdadero, y si sentía algo de alivio, fue momentáneo. Así que no tenía sentido seguir envenenándome si me ayudaba tan poco. Ha sido una especie de imprinting para el cerebro cuando la parte consciente lo convenció. Lo interesante que nunca tuve ningun sintoma de abstinencia, ni ganas que calmar, ni sufrimientos. Como si nunca hubiera fumado en mi vida.
  2. Hagan una lista de actividades que pueden reemplazar la comida y darles lo que necesita el cerebro: la dopamina. Es super individual, pero recuerden, no luchen, no fuercen sus cerebro, no lo van a vencer. Lo tienen que convencer en la conveniencia de sus nuevos hábitos. Preparen las alternativas y vayan observando cómo funcionan. Es importante siempre tener el plan B y C y D para el momento cuando de pronto les dará ganas de ir a la cocina a revisar la refri.
  3. Aprenden de no tener en casa las comidas que las van a tentar, las comidas ricas en carbohidratos rápidos que tanto les gustan al cerebro. Yo puedo pasar meses sin comer dulces, y, en realidad, no tengo ganas, pero si alguien me trae un kilo de turrón, yo lo comeré en dos días, porque sí me gusta y basta con comer un pedacito, y ya tengo ganas de seguir y seguir.
  4. Cuando escogen la comida, haganlo conscientemente. La función de la comida es darnos la salud, la energía, y fuerzas. Nuestra tarea es escoger la comida correctamente. Está en su plato esta la comida que le dará salud, energías y fuerzas?  si no es así, la función de esta comida es otra, véase el punto 2.

Nos les voy a decir que de vez en cuando pueden darse un gustito y comer lo que mas les provoca. Es como meter el cerebro a la cárcel restringiendo su libertad: las ganas de estar libre no desaparecerán, sino, van a crecer cada vez más. Una vez fuera de la cárcel, el cerebro recompensará la espera en cantidades alucinantes y , quizá, decidirá a vengarse. Lo que queremos es poco a poco cambiar los hábitos convenciendo al cerebro que la comida no puede reemplazar todo.


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16 comentarios

  1. Excelente nota Alona (no sé si es ese tu nombre). Me gustaría hacerte una propuesta para que escribas este tipo de notas en mi página web mapasgourmet.com. Haríamos un redireccionamiento a tu página con cada post tuyo. Si te interesa me puedes escribir a mapasgourmet@gmail.com.
    Ojalá te guste la idea. Tu página es muy interesante y se aprende con cada post que subes…

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