CAPRICHOS DE FELICIDAD: Sor Inés, Seligman y suerte dopamínica

El tema de felicidad es casi transversal en mi blog — de una u otra manera aparecía en mis textos durante todo el tiempo de su existencia. No sé si todavía mis lectores recuerdan mi postura en este tema — estaba tan ausente en 2020 que, creo, podrían haber olvidado todo. Desde mi punto de vista, la felicidad es el estado natural de un cerebro sano. Ello no es fácil de encontrar ni en estos tiempos extraños que vivimos, ni tampoco en el pasado de la tormentosa historia de la humanidad. En la prehistoria, como insinué Harari, los humanos posiblemente eran más propensos de sentir la felicidad natural que la evolución metió en nuestro cerebro para mantenernos existentes en este planeta. Pobre planeta, por cierto :). 

El famoso y muy discutido por mi profesor Seligman (aquí el texto con mi crítica) se aproximó al tema de manera muy sutil y práctica. Èl logró conceptualizar la noción y ofrecer una receta casi universal para lograr la felicidad/optimismo/bienestar emocional que en su presentación son auto reemplazables. No vamos a pecar  y resaltemos que ya desde 2011 no se usa la palabra felicidad como concepto remplazado por el sutil well-being  — bienestar en español.

Para estudiar la felicidad, Seligman dejó al lado la filosofía, la que tanto ama el tema,  haciendo la base de su psicología aspectos puramente fisiológicos que de manera explícita u oculta aparecen en su propuesta.

Martin Seligman and his two theories of Happiness - Living Meanings

Seligman, quien trabajó con el tema de depresión durante décadas, como nadie podría saber que la depresión es opuesta a la sensación de bienestar emocional. Y también puede ser aprendida, entrenada, fomentada (exactamente de la misma manera que la indefensión)  — en un cerebro sano. Seligman siempre resalta que su propuesta es para personas sanas de las cuales nadie se ocupa siendo muy concentrados en la gente con problemas mentales con cuadros depresivos. 

Las discusiones sobre la felicidad, en especial , con personas ya maduras que saben del mundo, de la vida y de sí mismo, pueden ser muy poco productivas porque los esquemas mentales que tiene uno, limitan su visión hacia otras perspectivas. La gente que creció en un ambiente formal con muchos rituales y restricciones sociales no comprenderán la felicidad que tendría una persona en caminar descalza bajo la lluvia (dopamina pura). Las personas que desde su infancia desarrollaron la idea que nuestra vida interior, cognitivo-emocional, existe independiente de nuestras condiciones fisiológicas se sentirán escandalizadas si alguien les sugiere que la compasión, afecto, amor tienen bases biológicas y si algo marcha mal en su química cerebral, pueden perder todo ello un día para otro. Ellos no entenderán que la desdicha de muchas personas no es su culpa ni la culpa de las circunstancias, es su cerebro que dejó de funcionar bien. La persona que aprendió que la felicidad de uno está en sus seres queridos jamás entenderá como puede sentir feliz una mujer que nunca estuvo casada ni tampoco tuvo hijos. Alguien quien mide la felicidad con su cuenta bancaria, consideraría una burla escuchar que la felicidad puede reinar en una choza. Lo gracioso es que todos tendrán la razón – su razón. 

En la infancia nos enseñan cómo debe ser la felicidad. El conflicto de estas enseñanzas con la naturaleza simple de nuestros cerebro genera una infinita variedad de neurosis y psicosis que abundan en las personas contemporáneas. Saber qué lo que te debe hacer feliz no es para nada la pista para la felicidad. Siempre recuerdo un personaje histórico,  la sor Juana Inés De La Cruz, la escritora y poetisa hispanohablante quien en la última etapa de su vida y su obra literaria, había sufrido un cambio radical dejando de escribir.

Sor Juana: biografía de una rebelde - La Mente es Maravillosa

No hay datos concluyentes sobre ello, pero una de las versiones apunta a que ella se llenó de culpa por haber optado por el camino que no correspondía a una mujer: en lugar de convertirse en una madre de familia más y dedicar su vida a crear infinitos hijos y, posiblemente, morir en parto, ella decidió por la vida monástica que le permitió a lo largo realizarse como escritora, algo muy insólito en tiempos aquellos, pero no tan insólito como una escritora casada madre de familia. De hecho, al escribir ella se sentía feliz — muy feliz, prohibidamente feliz, pero la ideología que dominaba las mentes humanas en aquellos tiempos infectó finalmente su cerebro también. La otra versión sugiere que luego de perder a todos sus amigos y protectores poderosos, ella fue forzada a dejar de escribir e, incluso, leer, por lo cual no nos sorprende su próxima muerte en la edad de 46 años. Si creen que los acontecimientos de hace casi 400 años no tienen mucho que ver con nuestra actualidad, están muy muy equivocados – la mayoría de las personas de ahora son condenadas a sentirse culpables por las cosas que les podrían hacer felices, y viven una vida ajena. Están atados por la infelicidad impuesta. Suena bastante pesimista. ¿Puede ser corregido?

La psicología en su sentido global(voy a decir algo muy fuerte, pero la filosofía se incluye en la lista :)), ya no puede sostenerse sin apoyo en la neurobiología y neuroquímica. El gran Robert Sapolsky llegó a concluir que , en realidad, la sociedad no puede culpar en sentido tradicional a los criminales ya que sus acciones asociales, inhumanas son producto de las particularidades de su formación cerebral, o de las alteraciones consecuentes de accidentes/ enfermedades/ traumas, por los cuales ellos no pueden ser responsables, como nadie es responsable por ser blanco con ojos azules 🙂

ROBERT SAPOSLKY: Biología de Nuestro Mejor y Peor Yo – Neurociencias  divertidas

Es una postura aparentemente algo determinista, sin embargo, es imposible discutir con ella si uno está de alguna manera informado de cómo funciona el cerebro — como funcionamos nosotros.  Lo mismo diría Prof. Sapolsky de la felicidad humana. 

Nuestro cerebro es una cosa malditamente vulnerable — porque es complejo y la capacidad de ser feliz no es un don, es la suerte biológica, en parte, y en otra parte, biológica también. Los cerebros generosos en producir la dopamina garantizan alegrías, sonrisas sin razón, energías que aparecen de la nada, risas que secan las lágrimas, perdones fáciles, bailes sin cansar, paseos en bicicleta y viajes interminables. Sí, no es la suerte de tener dinero para vivir una vida activa, es la motivación que viene de la sustancia negra 🙂 en porciones pequeñas. La gente con menos suerte dopamínica, son más propensos a sufrir ansiedad. En ellos los complejos, limitaciones impuestas por la sociedad en que viven, por la familia que los educó, son más resistentes y poderosos. Pero, las neurosis son, a veces muy difícilmente, curables y superables. Los psicoterapeutas se encargan de ayudarnos con ello. Acudir a un especialista de salud mental es lo más sabio que puede hacer una persona que se siente fatalmente infeliz aunque tiene todos los atributos de felicidad que la sociedad ha establecido. 

Bueno, debo mis saludos por el año que acaba de iniciar. Ya no digo feliz 2021 porque me ganaron. Arrancamos, mis queridos lectores :). Feliz de estar con ustedes de nuevo 🙂 

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8 comentarios

  1. Bienvenida de nuevo al mundo blog, más que esperada. 👏👏👏
    Estoy encantada de coincidir acerca del concepto de bienestar más que de felicidad. Me recuerda a una chica de 21 que hace unos meses me decía que :ella solo quería ser feliz, sin enterarse de que lo tenía todo para serlo pero que no se había enterado.
    ¿Cómo explicar cosas que seguramente solo con vivencias y experiencia se puede llegar a vislumbrar?
    Feliz año o mejor confortable año, aunque lo tengamos un pelín complicado. Sea como fuere sigue escribiendo. 😊😊😘

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  2. Feliz Año Nuevo Alona, que gusto leer de nuevo sus artículos, espero que se encuentre estupenda de salud. Y recuerda uno que dice tener salud cuando tiene una sensación de bienestar, ya para rizar el rizo que dicha sensación de felicidad puede ser el objeto de un largo aprendizaje, Tal cual hacen algunos santones de oriente o aquellos eremitas que habitaban en la soledad de ciertas cuevas presentes en nuestra historia. Me pregunto ¿Será que el cerebro es auto moldeable? Un abrazo.

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    • qué gusto recibir su saludo, Carlos, no sabe cómo extraño el ambiente intelectualmente placentero del mundo WordPress que trajo a mi vida personas como usted. mi idea es escribir la parte dos y hablar ahora ya de las endorfinas 🙂 — la fuente más potente que la dopamina de la sensación de felicidad añorada — la soledad y la escases – la misma que Jesús proclamaba en su predica y que las traducciones a español (y el ruso tambièn) determinan como : pobres de espíritu — los que no logran adaptarse a la sociedad por limitaciones cognitivas, pero el texto original indica a los pobres por la decisión propia — ellos son dichosos que saben los secretos del cerebro humano: no pain, no honey 🙂 el cerebro es totalmente moldeable y es la materia más cambiante que cualquier otra cosa cierta en el mundo incierto 🙂 ojalà tenga las fuerzas mentales y físicas para seguir escribiendo — si no, cuando se pueda 🙂 gracias por preguntar por mi salud — bien todo 🙂 con mucha nostalgia de viajes, pero alive and kicking. un gran abrazo.

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  3. Alonaaaaaa!!! Feliz, pero requetefeliz 2021 para ti y tu familia, te deseo la mejor versión de esos 350 y tantos ya, pero sobre todo muy feliz éste quien te escribe y te lee por volver a saber de ti. Gracias por el artículo (Por amor al rigor, no puedo soslayar recomendarte «Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe», de Octavio Paz, donde abundarás en esas razones que llevaron al silencio a una de mis poetisas mexicanas favoritas -su muerte temprana se debió (Tendremos que consultar a Jung) a una peste, ya que su convento atendió a los pacientes pobres de la Ciudad de México-, una mujer fascinante sin duda, Alona. Te mando un fuerte abrazo, anticipándote una sorpresa…

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  4. feliz año, mi querido y extrañado Alejandro 🙂 lo de Juana debo leer más, tienes razón — pero si hablo de su muerte en este sentido, es porque aun sabiendo todo el peligro a que se exponía — y el que podía evitar, ella se entregó a cuidar a los enfermos, así que para mi ,en el contexto que acompaña a esta versión, era una decisión — consciente o no, de terminar de una vez con esta vida que ya perdió lo más importante — la felicidad. entiendo que si la versión a que me apoyó no es cierta, se anulan mis suposiciones – pero su historia llegó a mi justamente en la versión en la cual a ella le prohibieron a escribir y leer. eso fue en mi curso de licenciatura 🙂 de hace 10 años. 🙂 que feliz me hizo tu mensaje!! 🙂 un enorme abrazo 🙂 espero volver pronto 🙂 y poder visitar tu blog, mi escritor favorito 🙂

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  5. Gracias querida Alona por darnos tus conocimientos… fuerte abrazo y que sigas entrando para seguir culturizándonos en algo tan importante como el funcionamiento de nuestro cerebro.
    Abrazos y cariños para ti!

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