PÉRDONATE: rompiendo las vías

¿Qué nos hace sentir la culpa ? Es siempre algo muy destructivo, que nos hace vulnerables para los manipuladores de toda naturaleza. Normalmente, son sucesos reales o imaginarios que tenían, tienen o podrían tener lugar en nuestras vidas y , cómo pensamos, afectaron/afectan o afectarán negativamente las vidas, el bienestar o los sentimientos de otras personas o seres vivos o lo que sea que es importante para uno. Cuando sentimos la culpa, lo que queremos naturalmente, es explicar por qué lo hicimos o cómo fue en realidad, y que nuestras intenciones no eran malas, etc, etc. Explicar, pedir disculpas y esperar el castigo. Y lo triste es que cuando suplicamos, ya nos estamos castigando. 

Los que desean manipular nuestras mentes, usan esta particularidad de la naturaleza humana para, utilizando la sensación de culpa, hacer que actuemos a favor de alguien o algo. Entonces, el sentido de culpa no siempre es una reacción sana y correcta — puede ser impuesta por otras personas deliberadamente sin que nos demos cuenta de ello. A parte de hacernos vulnerables con los manipuladores, el sentido de culpa nos malogra la vida en sí: muchos de nosotros por años recordamos palabras dolorosas que dijimos a nuestros seres queridos;

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o errores que cometimos y que trajeron grandes problemas a sus familias o amigos, o perosnas amadas; o las flores que no llevamos a alguien a quien nunca más volvimos a ver en vida. Y cada vez que lo recordamos, nos castigamos con las mismas ganas. El castigo, mi querido lector, es un factor de estrés. El castigo recurrente, es un estrés permanente que puede enfermarnos y hasta matarnos. 

El cerebro de una persona promedia está formado para sentirse culpable por todo — así nos educaron nuestros padres. No es su culpa, porque ellos recibieron el mismo trato. Quizás, ahora con padres modernos, los niños crecen más felices y libres de culpa. Eso lo veremos más adelante cuando la generación engreída, la generación complacida, crezca.

En realidad, lo más sano para cualquiera de nosotros es tener el sentido de culpa normal que surge y desaparece en un contexto específico sin dejar secuelas y sin torturarnos en adelante. Que nadie pueda precionarnos de tal manera que nos sentimos culpables y actuemos para intereses de terceros — casi siempre, ajenos a nuestras vidas 

Tenemos que enseñar al cerebro otras vías de actuar día a día de tal forma que la culpa no intervenga. Los manipuladores normalmente buscan recursos verbales con los cuales nos fuerzan a explicar nuestros motivos, nuestras acciones, nuestras reacciones y emociones que ellos cuestionan únicamente para entrar a nuestro espacio personal y hacer con nosotros lo que les da la gana. Lo triste es que muchos de nosotros entendemos todo ello en retrospectiva y decimos: pero ¿por qué le respondí así?

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¿Por qué tenía que explicarle esto? No es su culpa, mi querido lector, el cerebro nos hace actuar automaticamente siguiendo los esquemas ya aprendidos — los esquemas que están escritas en nuestras redes neuronales. Entonces, lo que tenemos que hacer es entrenar al cerebro reaccionar de manera más conveniente para nuestra mente y nuestro bienestar. 

Este entrenamiento es simplre, como ya hemos visto en el texto anterior — simplemente cambiando nuestras reacciones predeterminadas, pero requiere control consciente y paciencia consigo mismo. Las redes que se reforzaron por años y años, no se rompran un día para el otro y necesitan reforzamiento nuevo prolongado. 

Una de las técnicas más simples consiste en : no pedir disculpas de manera ritorica. Nada de: discúlpame, ¿puedo pasar? 

Perdoname, pero lo tengo que dejar; 

mil disculpas que debo hacer.

Las disculpas, mi querido lector, se piden solo si realmente hizo algo, como pisar el pie de alguien 🙂 y se pide una sola vez. No puede decir: disculpe una vez más… no, así , no. Solo una vez. 

Y otra cosa que sugieren los psicologos conductivistas, es dejar de dar explicaciones detalladas si no se les pide. No responder preguntas si no han sido formuladas.

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Mijail Labkovsky

Hay un psicólogo ruso muy conocido que formuló 6 reglas para liberarse de las neurosis hacia una vida feliz. (aqui pueden revisarlas), así que una de sus simples reglas es: no respondas si no se te preguntan. Si te dicen, por ejemplo: te veo enojado. Quedarse quieto, no decir nada. Porque no te hicieron una pregunta. eso podría sentirse incómodo, pero solo al inicio. nos incomodamos porque el cerebro se acostumbró a dar explicaciones. así que , no seguiremos el juego, nos quedaremos callados. El jefe: ultimamente me doy cuenta que te distraes mucho y haces muchos errores. Callados. Hasta que la pausa sea incómoda. Otra persona tendrá que pronunciarse, quizá, dira: ¿no tienes nada qué decir? la respuesta? No. un simple No. El jefe te dice: ¿Estas aburrido con el trabajo? (te esta provocando para que inicias lo que él espera: explicar, suplicar, defenderte — el que se defiende, de por si ya toma actitud de defenza — la actitud de víctima) ¿quieres renunciar? No. ¿Por qué te veo distraído? No sé. Usted no entra en juego es uno, y dos, el cerebro, asustado, abrumado, incómodo , pero motivado, empieza a aprender. Aprender a actuar de una manera muy distinta.

Definitivamente, eso requiere un entrenamiento en las situacione smás simples, más familiares y amigables — como dice Labkovsky- nos erá facil porque es algo que nunca hicimos, pero valdrá la pena para recibir un jiro asombroso en la existencia. En el almuerzo, su amigo le dice: tu comes muy rápido. No responden, no hagan bromas amigables sobre si mismo, no explique que todo hace rápido, enos.. tu sabes qué. solo no responden. eso le ayudará no responder cuando un manipulador quiere utilizarlo. by the way,este amigo ¿es un amigo? no es una pregunta tan simpática que digamos.

Las indirectas son las armas de los manipuladores a los que les gustan provocar. Ya no, ya no reaccionamos y lo hacemos conscientemente por más que nos da ganas de responder. Recordamos, es el objetivo de otra persona y lo que quiere, no es un diálogo. Y esta regla tiene mucho que ver con el tema de hoy — nuestro cerebro piensa que debemos dar explicaciones cuando nos piden y lo extiende a las situaciones cuando no lo hacen. Y así cuando deberíamos estar alertos y no caer en manos de los manipuladores, automaticamente lo hace traicionandonos por completo. Para evitarlo, prepararemos las respuestas automáticas que nos convienen a nosotros. ¿Estás de acuerdo? 

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11 comentarios

  1. Después de leer el artículo me queda claro el porqué existen filósofos proscritos para muchas religiones…se me viene a la cabeza el aforismo de Nietzsche «El remordimiento es como la mordedura de un perro en una piedra: una tontería» …Un saludo

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