Experimentar el estrès permanente no significa estar siempre bajo el mismo factor de estrés, significa que de una situación de estrés, pasamos a otra sin tener un periodo razonable para la recuperación — muchos empezamos a estresarnos al salir de la casa y sin parar saltamos de una situaciòn a otra. El organismo siente estas fluctuaciones y responde con las reacciones que corresponden a diferentes etapas. Por ejemplo, en la cumbre de pánico o rabia, nadie piensa en comida, pero cuando las sensaciones bajan, puede alterarse el apetito. En realidad, es natural porque el cuerpo necesita la recuperación de energías gastadas (supuestamente).
Pero ya no comemos de manera normal: podemos pasar un día entero de trabajo bajo presión, sin siquiera recordar de comer algo, y recièn after office, cuando la actividad en sí ya no puede bajar el nivel de ansiedad, empezamos a comer sin medida. Esto no se trata de hambre, sino, del apetito que deja de señalar la necesidad vital y ordena comer porque las porciones de los neurotransmisores que se producen como respuesta, dan sensación de bienestar. Se trata de la dopamina, y como su acción es corta, necesitamos comer más y más.
Por otro lado, durante el día uno puede no comer nada real, digamos, pero sin parar picar los snacks y así poder superar la ansiedad, pero es un acto mecánico, que no se relaciona con el hambre fisiológico siendo una forma de consentir a sí mismo que le permite sentirse acompañado y respaldado. Normalmente, ayuda solo momentáneamente. Si es una persona con sobrepeso, tendrá otro factor de estrés muy fuerte: la sensación de culpa y frustración al momento de dar cuenta en qué cantidad de calorías se traduce su estrés. Es un círculo vicioso.
También hay factores de estrés tan fuertes que el sistema parasimpático deja de funcionar y ya no podemos comer ni after office, ni el siguiente día. Eso me pasó primera vez cuando en un accidente falleció mi esposo. Desde que recibí la noticia, deje de comer por 15 días. Esto desencadenó graves problemas de salud para salir de las cuales tuve que trabajar muchísimo.
Todo lo que describo es muy individual, y usted puede reaccionar al estrés de una manera, y su pareja, o su hijo, de otra. Lo que tienen en común las dos formas, es que ninguna es sana. Algunas personas (muchas, en realidad) como el resultado de estas alteraciones empiezan a acumular grasa en el abdomen que es un gran riesgo para su sistema cardiovascular y el metabolismo general. En realidad, a nivel hormonal, el cuadro es bastante complejo, quienes desean saber todos los detalles, recomiendo el libro de Robert Sapolsky, sobre el estrés, el cual, por cierto, me inspiró a escribir esta serie de textos. El Dr. Sapolsky lo describe con términos científicos, muy detalladamente, pero de manera comprensible. Yo me centro en los puntos màs generales, por lo tanto no les daré estos detalles tan interesantes y a la vez algo complejos. En relación con el apetito, la reacciones pueden variar de la pérdida hasta la elevación excesiva y ninguna hará bien a su salud.
Creo que ya debo ofrecer algunas soluciones para el manejo de estrés. El consejo número uno: cuando tenemos control sobre la situación, ésta nos estresa mucho menos, por lo tanto, lo que uno debe (estoy usando el imperativo porque manejar el estrés es la cuestión de vida o muerte) analizar la situación y prever las consecuencias tratando de ver todas las opciones posibles y, en lo ideal, las peores salidas e imaginar que todo ya sucedió. Imaginar qué vas a sentir, qué harás y que tan mal puede ser esto. Creame, la imaginación desmedida permite a disminuir la importancia de los hechos y a la vez darle la sensación de control porque no habrá nada previsto, usted ya sabe qué pasará y de esta manera está encima de todo lo que está sucediendo y va a suceder, está con el timón. Eso requiere cierta práctica, pero vale la pena. Recuerde que en caso del estrés psicológico (y lo que experimentamos en la vida actual es casi siempre puro psicológico) tu mente te puede ayudar si racionalizas el contexto y cambias el enfoque.
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no es el comer …es el dejar de hacerlo…entre el vino y el café se pasan los días… Besos al vacío
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sí, y otra cosa peor aun cuando el cafe se acompaña con un cigarrillo, luego otro, y otro… es adictivo, vivir bajo el estrés. gracias por pasar por aquí. cariños
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un gusto pasar por aquí,,,besos al vacío
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Muy bueno 👏🏻👏🏻 leímos nosotros que estar estresado es equiparable a comerte una hamburguesa de 300 calorías 😯 , ¡pero sin disfrutar del sabor!🤭
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si fuera así 🙂 pero es mucho peor. felizmente, ustedes viven el estres sano 🙂 en plena naturaleza 🙂 besos en la distancia
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Interesante artículo, como siempre, Alona. Por otro lado y leyendo tu ejemplo mismo del fenómeno del estrés que paraliza, lamento saber la noticia de tu viudez. Son momentos fuertes de la vida que, como bien dices, también pueden costar la nuestra. Qué valiente al aceptar abiertamente el trabajo en ello para tus lector@s. Abrazote…
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gracias, Alejandro, siento que estoy llevando a cabo una misión importante en este momento: elevar la conciencia de mis lectores sobre los efectos mortales de estrés en nuestra salud. espero dejar un granito de arena en la mejora de la vida de alguien, porque nunca sabes para quién trabajas 🙂 en el mejor sentido del dicho. un abrazote, gracias por tu amabilidad e interés.
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Muchas gracias Alona, en efecto este asunto del estrés engorda fatal. Veintidós kilos ganados confirman su argumento, creo que sus explicaciones son y serán de gran ayuda para todos los que sufren con esta situación. Un abrazo.
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gracias a usted, Carlos!!! yo, en cambio, en algun momento lelgué a bajar 15 kilos y recuperarlos me tomò años. ambos extremos son dañinos. y logró a bajar estos kilos?
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En efecto regular el peso cuesta mucho tiempo. Caminando cada día varios kilómetros logré perder ese exceso, aunque desde que no fumo de nuevo he recuperado siete. ¡Se alegran mucho en la tienda de ropa! Un abrazo
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jajajaja sì, ya hemos hablado que dejar de fumar nos hace aumentar el peso, pero no tanto para que anule los beneficios que obtuvimos de quitar este viso sinsentido. al menos, usted ya sabe la via de desarrollo para manejar su peso: caminar 🙂 un abrazo, Carlos
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Reblogueó esto en SENDERO blog.
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