CÓMO MANTENER SOBREPESO Y SEGUIR ENGORDANDO. Parte 2

Parte 1
SERES SEDUCIDOS

A parte del nivel de glucosa y el mecanismo regulador de la leptina, hay otras señales que emite el cuerpo para avisar al cerebro que es la hora de comer: las paredes del estómago tienen células especiales  que producen la hormona gástrica llamada grelina cuando el estómago está vacío. Es así como el cerebro traduce para la conciencia que tenemos hambre.

Las hormonas de estrés inhiben la sensación de hambre, pero , por otro lado, una vez el cerebro aprende que la ansiedad puede ser calmada al comer, lo va a relacionar y mandarnos a comer cuando sentimos angustiados o tristes. La dopamina que nos da el cerebro, no dura mucho pero trae ricas sensaciones de bienestar. La buscaremos más y más si no hay otra forma de  bajar o eliminar la aflicción. Sin querer formaremos la dependencia y prosperaremos en nuestra tarea de conseguir, mantener y hacer crecer el sobrepeso.

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Por último, aun si no tenemos hambre, pero comamos algo por compromiso, aburrimiento o costumbre, las señales del sistema gustativo irán, por su puesto, donde tienen que ir, al centro de control de hambre y saciedad activando la producción de dopamina, de nuevo. Comer algo rico, dulce salado o cremoso, nos provoca comer un poco más. Y más. Y así el cerebro nos seduce con la comida sin que demos la cuenta.

DONDE ESTAMOS

Ya estamos listo para resumir: los 50 millones de años de la evolución nos formaron con un mecanismo interno que en potencial maneja nuestro comportamiento alimenticio para mantener el peso ideal. Si las reservas en forma de grasa corporal superan a lo calculado como óptimo para poder desplazarnos por las ramas sin correr el riesgo de caer, nuestro apetito disminuye para consumir menos energía y bajar el peso extra.

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No requiere ningún esfuerzo de parte del individuo, ni lo siente. Creo que todos conocemos un par de tipos así. Nadie los quiere. En especial si son ellas.

El problema surge cuando los siguientes 7 millones de años, el medio ambiente cambia demasiado y este mecanismo vuelve algo obsoleto, por lo tanto, aunque seguimos teniéndolo, no siempre funciona bien, a veces, falla dramáticamente, y en la mayoría de las personas deja de cumplir su tarea bien luego de la edad de 40-50 años. Los 7 millones de años pasaron en búsqueda de la comida y por más omnívoros que hemos sido todo esto tiempo, la comida había sido escasa. Hasta hace muy poco, casi nada en la escala evolutiva. Así que nuestros programas del comportamiento alimenticio apuntan a la búsqueda de la comida, y no cualquier comida: que tenga suficiente carbohidratos para darnos energía y permitir el funcionamiento óptimo del cerebro. Que sea grasosa para poder almacenar las reservas, proteger los órganos internos contra los golpes y caídas, asegurar la elasticidad de la piel y permitir el balance lipídico adecuado. Que sea proteica para restauración de las células, para la salud de todo el cuerpo y cada una de sus partes.

Acumular grasa en las condiciones naturales para un ser humano es una tarea difícil, así que una vez acumulada, el cuerpo se encargará de perderla solamente cuando hay una situación emergente. Mientras se puede conservar lo ahorrado, pues, el cerebro nos impulsará a buscar más comida y gastar menos energía.

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A propósito, es el motivo por què después de comer, queremos dormir: la tarea está cumplida, no tiene sentido gastar las energías hasta que viene la hora de comer de nuevo. El cuerpo humano, y su cerebro en primer lugar, buscan ahorrar las energías siempre. Si se puede no hacer algo, no lo vamos a hacer. Es la regla, es la norma, es la ley.

El centro del control de hambre es un centro cerebral muy antiguo, por lo tanto, no es fácil cambiar sus decisiones de manera racional, es decir, la corteza no interviene. Alguien que piensa que puede bajar de peso con fuerza de voluntad, tiene que recordar que la fuerza de voluntad está ubicada en la corteza prefrontal, la parte más reciente del cerebro y no tiene mucho poder sobre el hipotálamo, que, para empezar, no le consulta nada — se encarga del funcionamiento de los órganos internos a donde la conciencia, la racionalidad, la cognición no tienen pase. Actualmente, en el contexto de la civilización tecnológica y socialmente canalizada en los intereses de persona, el poder de los centros de las necesidades biológicas podemos observar solo en casos muy excepcionales, de los cuales la civilización nos alejó muchísimo. Pero no hay que olvidar que una persona con hambre extremo puede ser capaz matar y comer a otro ser humano.

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No todos, por su puesto, pero muchos.  Y no lo hará racionalmente. A lo largo, ni siquiera se podría juzgarlo por ello si queríamos ser justos y objetivos. Podemos darnos lujo ser racionales, lógicos, altruistas cuando no tenemos hambre. Pero el HAMBRE  de verdad, es el monstruo que borra todo que la civilización dibujo en nosotros y saca desde la profundidad al ser biológico primitivo que busca sobrevivir. Repito, nosotros que vivimos ahora no podemos ni imaginar de què se trata.

SERES TRAICIONADOS

Finalmente, la civilización, poco a poco al principio, y como una avalancha ahora, cambió la oferta comestible del medio ambiente. La comida está por todo lado, y hay dinero para comprarla. En realidad, la humanidad gasta más en comida que en cualquier otra necesidad que tenga. Ya no necesitamos pasar la mayor parte de la vida trabajando para conseguir comida.

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Tenemos mucha comida, mucho tiempo libre y no siempre sabemos cómo y con qué llenar este tiempo, este vacio que dejo en nosotros el ocio. En forma muy general, un humano promedio no tiene intensiones de conocer, cambiar, descubrir, crear, tallar, escribir, etc etc.

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La gran mayoría vive vidas simples, con rutinas cotidianas cuando sus 8 horas que se quedan del sueño y trabajo prefieren pasar descansando, viendo TV o Netflix, tomando cerveza con amigos del barrio, compartiendo infinitas comidas familiares, fraternales, de amigos, románticas  — es decir, sociales, cuando el objetivo no es comer, sino, socializar, pasar el tiempo, llenar el tiempo libre con algo nos hace sentir bien. Nos gusta compartir con otras personas, la comida hace aún más agradable esta experiencia. Y si no hay compañía, la comida igual está siempre aquí. Comemos más que necesitamos e inevitablemente subimos de peso. Nos engordamos. Nunca antes la humanidad había sido tan gorda como ahora, incluso promediando con los africanos hambrientos y esbeltos japoneses, somos una especie gorda.

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En la tercera y última parte les daré simples y prácticos consejos para conservar el sobrepeso ya ganado, y seguir engordando.

11 comentarios

  1. No entiendo porqué quieres fomentar el sobrepeso. En temas de sobrepeso y lo contrario creo que no debo opinar, pero veo que explicas el porqué comemos de la manera en que lo hacemos y quizá sea una ironía lo del título, pero parece que es tan serio o real todo …
    Ayer mismo me dijo mi esposa, tras esperarla hasta las 22:00 para la cena:
    «¿Porqué no has cenado? ¡No tienes que esperarme! ¡Con el hambre que traigo yo! Jxder, ya me gustaría ser como tú, que nunca tienes hambre.»
    Y eso me lo dice más gente. Pero eso no es bueno tampoco, creo.

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    • querido Fermin, después del tiempo, gracias por pasar por aquí. sí, es la ironia, porque justo la primera parte empieza con la lista de las enfermedes que obtenemos madiante el sobrepeso. es solo una forma divertida de dar anticonsejos. Una de las causas porque subimos peso, es la irregularidad en las comidas: más tiempo pas entre las comidas, más hambre tengamos, más tarde el cerebro nos frenará y comeremos mucho más de lo que realmente necesitamos. lo explico en detalles en la primera parte. la solución es facil, no debemos llegar a sentirnos muy hambrientos, eso altera nuestros centros de control de hambre y forma conductas alimenticias incorrectas. Un gran abrazo y gracias por pasar por aquí.

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