
Ya era hora para mi escapar unos días de la ciudad, pero nunca lo hice con tal grado de desconexión como esta vez. Hay playas en todo el largo de la costa peruana, no necesitas irte de Lima para disfrutar el Pacífico, pero las playas del norte del país tienen un encanto insuperable para mi: las aguas cálidas, la arena fina, y el verdor de los alrededores.

Escogí una playa tranquila y me quedé unos días interminables en un bungalow frente al mar, escuchando las olas días y noches, respirando el aire sabor a brisa marina y la arena húmeda. Es primera vez que doy la razón a Einstein: el tiempo es relativo. Las horas en esta playa se estiran y no terminan nunca, las noches oscuras estrelladas con los sonidos de olas rompiéndose y los grillos rimando sus versos te trasladan a un universo paralelo.


Los días con el sal en el pelo, las mareas que suben sin avisar, las tortugas que sacan sus cabezas entre las olas cuando menos las esperas y te miran con los ojos prehistóricos, hipnotizan, y las ideas de construir allí una cabaña y quedarse para siempre escuchando las olas y los albatros que roban el pescado en las narices de las tortugas gigantes, escribiendo, escribiendo para ustedes, mis queridos lectores — estas ideas con cada día me parecían más y más reales y razonables.

Ya regresé, y después de una semana, leo sus publicaciones, llenándome de nuevo de esta alegría de compartir las ideas, pensamientos, experiencias. Cuando me fui al norte, pensé seguir escribiendo en la playa, pero mi laptop se malogró y no pude hacer nada. Quizá era el momento de una pausa.

Comparto algunas fotos. Gracias por estar conmigo.




Es un lugar espectacular para desconectar y gozar de la tranquilidad que aporta habitar al ritmo de las olas. Gracias por compartir las imágenes.
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es un placer hacerlo. gracias por la visita, Carlos
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Fantásticas imágenes de un lugar precioso. Yo añoro las costas griegas, espero volver pronto allá, son un lugar maravilloso. Un saludo.
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me encanta el mar, mi favorito de todos los tiempos es el Caribe de Cancún, pero donde voy a la playa, no hay forma que no me siente feliz.
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•~… la belleza natural es incomparable Alona, es bueno que desconectaras y sintieras toda lo poesía que habita en el mar, en el sol, en los pelícanos en los cangrejos, en el susurro de las olas y ese vaivén que alborota las vértebras, también ese momento esponjoso del pelo y el sabor a sal en todo el cuerpo, espectacular…! Abrazos ~•
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gracias por leer, es tan lindo poder compartir el interior
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•~… es muy maravilloso, lo que has compartido. Buenas energías!~•
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Que lugar tan bonito:) las tortugas impresionantes, que envidia poder pasear por el mar:) Un abrazo
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primera vez en mi vida vi las tortugas de día, nadando tan libremente. en Cancún las vimos en la noche, abriendo los huecos para dejar los huevitos. también vi una vez como salen los tortuguitos de los huevos. pero nadarlas así, jamás.
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Es que eran impresionantes 🙂 lo peor es que cada vez quedan menos y es más difícil verlas Chulisimo el lugar. Disfruta del domingo:)
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Que maravilla de sitio. Que suerte de escapada!!!!
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sí, lindo en su simpleza, la civilización se siente lejana
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