Seguro han escuchado hablar sobre los hobbits reales cuyos restos habían descubierto a los inicios de este siglo, más exacto en setiembre de 2003, en la isla de Flores en Indonesia, un paraíso en la Tierra.

Como pueden imaginar, sus restos eran simplemente los fragmentos de huesos. Actualmente ya se conocen los esqueletos incompletos de 16 individuos, pero un solo cráneo, de una chica que llamaron Flo. Gracioso, que las primeras reconstrucciones mostraban a un hombre, y por ello fueron criticadas. Ahora si buscan en YouTube los videos animados de los hobbits reales — aunque es mejor buscarlos por su nombre científico — encontrarán los videos de una chica. La verdad siempre gana.

Desde la primera publicación en 2004 acerca de este descubrimiento, y hasta ahora los especialistas están tratando de explicar quiénes eran estos homínidas, cuándo vivieron, cuándo desaparecieron, cómo llegaron a la isla de Flores y por qué fueron tan pero tan pequeños.  Por su puesto, hasta que haya algún acuerdo sobre esta criatura entre los paleontólogos, el nombre que le dieron es un nombre científico preliminar. Creo que entre todos los Homos, los hobbits tenían suerte de recibir el nombre más romántico: Homo floresiensis.

Muy brevemente sobre las versiones actuales: una que eran unos Homo sapiens enfermos — en este momento esta hipótesis es prácticamente descartada aunque fue bien defendida por un tiempo bastante prolongado.

Dos, que son una rama evolutiva paralela a nosotros que va directamente desde los australopitecus siendo este uno de los motivos por qué eran tan pequeños: viviendo en una isla sin depredadores grandes no hay necesidad de aumentar el tamaño, es decir era un tipo de Homo bonsai. Los Homo floresiensis, a parte de su tamaño de un metro y 30 kilos de masa corporal, también, muestran las diferencias morfológicas corporales: por ejemplo, sus brazos en la proporción general,eran mucho más largos que  de cualquier sapiens.

La tercera versión explica que podrían ser descendientes de los Homo habilis que en algún momento en pasado remoto fueron arrastrados por un huracán o un tsunami y los sobrevivientes se quedaron en la isla. De la misma manera que la versión bonsai, ésta tercera hipótesis indica que en un ambiente aislado, con el clima suave y sin depredadores, los habilis degradaron perdiendo no solamente su tamaño, sino también su cerebro que se había reducido hasta 400 gramos. Este cerebro era bastante primitivo con la excepción de su lóbulo temporal desarrollado de tal manera que podríamos suponer en los Homo bonsái la capacidad de distinguir los detalles finos, y del área frontopolar de la corteza — perdón por asustar con palabras raras — que potencialmente podría indicar su capacidad para la planificación y el pensamiento abstracto. Pero no hay ninguna evidencia material que los bonsái han aprovechado de estas potencialidades. Encontraron las herramientas de piedra muy primitivas la tecnología de la elaboración de las cuales no había variado significativamente en miles de años.

Nadie sabe cómo desaparecieron. Hay hipótesis de haber extinto luego de la irrupción masiva del volcán que hace aproximadamente 13 mil años cubrió con lava y ceniza a todos los pequeños sobrevivientes de la isla de Flores. Bueno, también hay otra versión que no se llevaron bien con los sapiens y éstos los mataron por su fastidioso carácter o los comieron por tener un buen sabor. Conociéndonos, diría que las dos versiones suenan bastante creíbles.    Lo interesante, es que los sapiens que vinieron a la isla cerca de 41 mil años atrás, también poco a poco se achicaron en tamaño. Parece que el paraíso no es muy recomendable para el género de Homo, y en especial, para su cerebro.