El arte en su esencia es la información, visual, táctil, auditiva u otra que llega a nuestro cerebro mediante los canales de percepción. Un cerebro bastante parecido a los cerebros de otros mamíferos, en especial, el de los primates. Pero, salvo raras excepciones, cuando el programa biológico lleva a algún animal construir como el Pergolero Pardo siguiendo patrones estéticos compartidos de alguna forma con nosotros, no hay otros animales que pueden apreciar el arte como la información que aparentemente no tenga ningún valor para su supervivencia, es decir, cómo nosotros los humanos.

Aparentemente es porque nuestras tendencias estéticas no son únicamente la creación cultural, sino, son las expresiones sublimes de nuestras necesidades biológicas.

Cuando hablamos de las necesidades biológicas referimos a los programas neurofisiológicas formados en las estructuras cerebrales profundas, alejadas de la corteza en la cual se manifiesta nuestra humanidad, con su razón, conciencia e intelectualidad. Estamos hechos de tal manera que existimos ante todo para realizar estos programas. Cualquier actividad relacionada con su satisfacción directa o no muy directamente se refuerza por el cerebro con las sensaciones sumamente placenteras. Si no cumplimos con ellas, experimentamos todo un abanico de las emociones negativas, el dolor y la imposibilidad de funcionar como organismo.

Existen diferentes clasificaciones de las necesidades entre las cuales una las más conocida es de Abraham Maslow. Pero cuando de biología se trata, éstas se dividen (*) en tres grandes grupos: las necesidades vitales, las necesidades socio-zoológicas y las necesidades de la realización personal.

Las necesidades biológicas son programas de nuestro comportamiento en diferentes situaciones. A veces, estas necesidades se encuentran en la confrontación, a veces se desarrollan simultáneamente, en otras ocasiones una gana y otras pierden, pero es una lucha constante que tiene el fin sólo con la muerte biológica.

Las necesidades vitales son las que satisfacemos para no morir, rápido o lento, pero si no las satisfacemos, el cuerpo deja de funcionar.

la necesidad alimenticia

la homeostasis

la economía de las energías

el grooming (en español, limpieza del cuerpo)

la necesidad de protección y defensa (la agresión o el miedo, dos caras de la misma moneda).

La satisfacción de cualquiera de estas necesidades provoca la aparición de las emociones positivas. Los humanos como muchos otros animales, desarrollamos las neuronas espejo que se activan en la interacción con otros seres. Cuando vemos a una personas correr, jugar, bañarse, besarse, caer, llorar, experimentamos las emociones muy similares a las que podríamos experimentar si nosotros mismos hubiéramos haciendo todo esto.

Y si son actividades agradables, experimentamos sensaciones placenteras. El arte permite al solo ver una imagen, llenarse de felicidad. O de miedo, que tambièn nos gusta a los humanos, en especial si sabemos que no nos pasará nada.  

Es por ello que contemplar el arte es una de las actividades más placenteras y entretenidas que tenemos. Recordemos que no hablamos únicamente de la pintura, sino, la danza, el teatro, la escultura. Pero para revisar algunos ejemplos, sería más demostrativo utilizar las referencias a las pinturas.

El tema del grooming en las bellas artes es muy común y podemos estar seguros que perdurará en siglos porque al ver a una persona bañándose, cepillándose, limpiándose, automáticamente sentiremos bien. Nos gustan las fuentes con figuras de piedra o metal, que implican la limpieza y pureza, porque nos llena de la sensación de confort y seguridad.

La ociosidad, o en palabras correctas y objetivas, nuestra necesidad de economizar las energías, se expresa en en todo tipo de las formas artísticas y es un tema universal, común para todas las culturas.

Y no solamente se trata de las personas, igual disfrutamos las imágenes de los animales en descanso, o los paisajes pacíficos.

Otro tema que nunca dejará de existir en el arte es la comida y todo relacionado con la preparación, consumo, y, simplemente, la contemplación. Este tema vamos a encontrar en todas las corrientes artísticas, y si de la actualidad se trata, el tema de comida es el más popular entre los fotógrafos de las redes sociales: se disfruta tomar estas fotos, publicar y tambièn observar.

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Las necesidades sociales determinan nuestro comportamiento sexual, parental o maternal, e infantil. Entre éstas podemos nombrar la necesidad de liderazgo o de la obediencia al líder, la protección de su territorio y la compasión. Estás programas funcionan para organizar nuestra interacción con otras personas. Nuestros antepasados primates siempre existían en grupos jerárquicos, por lo tanto las aspiraciones para subir en la escala jerárquica es un programa muy importante.

Si las estructuras cerebrales están organizados de tal manera que las áreas responsables por el comportamiento dominante sean pasivas, la necesidad de liderazgo se transforma a la necesidad de seguir a un líder y obedecerlo.

Ver un líder fuerte nos proyecta la seguridad y tranquilidad. Nunca se preguntaban por què los reyes y zares, emperadores y hasta el Papa usan coronas, gorras altas, con joyas, por què siempre su trono es más alto que cualquier otro asiento? El tamaño, la talla en sí es una representación mental de la fuerza, potencia, capacidad de defender.

Nuestro temperamento se determina por la actividad de los centros de las necesidades. Cada uno de nosotros tiene una orientación específica a la comida, agresión, libertad, liderazgo o subordinación.

La maternidad (y, aun en un menor grado, la paternidad) resalta entre los programas  sociales y en el arte tiene una realización muy especial, detallada y multidimensional. La madre amamantando a su bebé, el padre jugando con sus hijos, José y María mirando al niño Jesús dormido. El efecto de estas obras es directo y muy claro: gracias a la oxitocina que se produce como la respuesta a las imágenes cómo mencionadas, el mundo alrededor de nosotros se percibe como un lugar más lindo y amistoso. El adulto más duro se ablanda, y se alegra. Es el caso cuando literalmente el arte embellece el mundo.

Las imágenes de los bebés, o los cachorros de otros mamíferos ahora se usan como nunca para ablandar nuestros corazones en el momento de decidir por una compra: el marketing va directamente a nuestro hipotálamo : la estadística muestra que no importa en què tipo de tienda vemos las fotos de los chiquitines sonrientes – en la tienda de las herramientas para trabajo de odontólogos, o en la automotriz, las ventas siempre crecen. La oxitocina hace que nuestro pensamiento se vuelve menos crítico y más permisivo.

El eros, la libido, la atracción entre los sexos –son los elementos indispensables de la cultura y la estética de todos los tiempos y pueblos. Nuestro cerebro de manera innata sabe bastante sobre como se ve el sexo opuesto, qué señales nos da, como debe sonar y oler. Es un tema más trabajado entre todos los temas existentes en el arte y literatura: aparentemente es lo más importante en nuestra existencia. Todo esto se expresa en la pintura, escultura así como en la música y danza.

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Las necesidades del desarrollo personal son programas para el comportamiento apuntado para el futuro. La curiosidad, la libertad, el movimiento son necesidades que la evolución formó en nosotros para expandirse poblando más y más territorios, asegurando una variabilidad de los genes cada vez más grande. La exploración se motiva por la dopamina ya que la nueva información es vital para nuestra supervivencia. Más información recolectamos, más seguridad hay para sobrevivir. El programa de la libertad se expresa en el rechazo interno para cualquier límite de nuestro desplazamiento en el espacio.

El movimiento nos alegra, de esto se encarga la sustancia negra con sus corrientes de dopamina que nos da con abundancia por realizar bien las actividades motrices.  Cuando dibujamos las escenas sobre las personas en movimiento ya en sí nos alegra la vida. Lo mismo sucede cuando vemos los cuadros, o esculturas, y en especial, las danzas y performance en general. La parte esencial de la cultura folclórica de cualquier pueblo son sus danzas que incluyen los movimientos y la música.

Referencias:

* Simonov,P.V.(1997) Нейробиология индивидуальности.Природа, № 3, стр. 81-89  http://groh.ru/gro/simonov/simonov.html

**http://www.bsu.ru/content/page/1415/hec/aismontas/biograf210.html

***Simonov P.V.(1991) The Motivated Brain. Philadelphia Press

http://www.koob.ru/simonov/

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