*** Alguna vez se preguntaron, ¿por qué el Homo sapiens vive por todo el planeta, metido en cada rincón de la Tierra? con el frío extremo, en el desierto, en las alturas, en la jungla, en el medio de la nada. Somos más de 7 billones ahora, así que podemos afirmar que las estrategias de supervivencia que la evolución talló en nosotros han sido muy buenas. Por algo somos la especie de mamíferos más numerosa en el planeta, con el hábitat más variado y de polarización envidiable. Hoy hablaremos de un mecanismo maravilloso que funciona dentro de nosotros y que nos motiva a seguir y seguir explorando el planeta, la vida y a nosotros mismos. Hoy hablaremos de la dopamina. ¿Qué es la dopamina? ¿Es una hormona, como dicen muchos? ¿O es un neurotransmisor? Aclaremos la incógnita: el sistema nervioso tiene las sustancias de comunicación que se llaman neurotransmisores. El sistema endocrinológico tiene sus propias sustancias, y éstas se llaman hormonas. Por lo que la dopamina se produce en el cerebro, y el cerebro es la parte del sistema nervioso central, podemos afirmar que la dopamina es un neurotransmisor. Desde hoy ya no se equivocarán jamás.
Todos sabemos que las células cerebrales llamadas neuronas no se pegan una a la otra manteniendo un espacio entre ellas. Para comunicarse emiten diferentes tipos de biomoléculas que tienen el nombre de neurotransmisores, o neuromediadores. Estas sustancias sirven de mensajeros entre las neuronas. Hay diferentes tipos de mensajeros para diferentes tipos de mensajes. La dopamina es uno de los neurotransmisores más importantes del sistema nervioso central, se produce en una cadena de reacción química simple, de sólo dos eslabones. Se encarga de los mensajes maravillosos, con la dopamina el cerebro nos regala la sensación de placer, alegría, entusiasmo, unión y felicidad. Con la dopamina el cerebro hace que encontremos el sentido de las cosas, acciones y de la vida misma.
*** Tengo algunos amigos que se despiertan con el primer rayo del sol y todo el día se mueven como licuadoras vivientes pasando de una actividad a la otra con la misma expresión de la felicidad en su cara. Van a trabajar con la bicicleta, luego del trabajo bailan en el gym, regresan a la casa para salir con su perro al parque y corren con más entusiasmo que el perro. Los domingos participan en los maratones, van a los cursos de bartenders, visitan sus tías y tíos, las sacan a pasear, en la noche van a caminar en la playa… ¿Qué les pasa? ¿De dónde viene tanta energía, y cómo pueden estar tan contentos si no tienen ni un segundo de paz? Lo que pasa es que estos amigos y amigas, y miles de otras personas que no conozco, tienen una parte del cerebro muy activa: es la sustancia negra. Se llama negra porque las neuronas de esta zona están pintadas con la melanina y realmente tienen este color. Es la zona del cerebro que se encarga de regularizar la actividad motora. La sustancia negra produce la dopamina para motivar el movimiento en general, y si la sustancia negra es activa, nos gusta el baile, los deportes, los juegos porque se acompañan con una sensación extraordinariamente placentera. En caso contrario, vamos a preferir a movernos lo menos posible sin poder entender cómo a otros puede gustar todo esto. Simplemente, no nos llega el premio. Y así nacen los ociosos.Como podemos ver, la responsabilidad no está en nuestra parte consciente siendo el nivel de actividad de la sustancia negra un rasgo individual como los ojos azules o rulos negros.
No todo es maravilla en la sustancia negra y una de las debilidades que a lo largo puede afectarnos la vida muy negativamente es la delicadeza de las neuronas de esta zona. Son los más propensos a la neurodegeneración y al llenarse con la edad de las proteínas que imposibilitan su funcionamiento normal, estas neuronas dejan de producir la dopamina y nuestras capacidades motoras se debilitan enormemente. Así empieza la enfermedad de Parkinson la gravedad de la cual para la calidad de vida no es un secreto para nadie.
*** Pasando de la sustancia negra a la parte del cerebro medio (o mesencéfalo, como Mesoamérica) que se llama área tegmental ventral, nos encontramos con la fuente de la dopamina cuyos niveles se relacionan con la velocidad del procesamiento de la información y, de esta manera, con la velocidad de nuestro pensamiento. Si conoce a alguien que sobresale en las tareas que implican el pensamiento abstracto, pueden apostar que sus niveles de dopamina procedentes del área tegmental ventral (definitivamente, el nombre de la sustancia negra suena mucho más divertido) son altos. En esta misma área con el nombre aburrido las neuronas impulsan la dopamina que nos envuelva en emociones positivas relacionadas con la novedad en general. La evolución se preocupó por nuestra supervivencia en este mundo frío y cruel (o caluroso, y cruel) esculpiendo nuestro cerebro para que trabaje duro y haga que cumplamos con pasar nuestros genes de una generación a otra.La nueva información es igual de importante para nuestra especie que la comida, el sueño y la seguridad: para sobrevivir necesitamos estar atentos a lo que pasa alrededor, detectar los cambios, analizarlos y actuar de acuerdo con la situación. Por lo tanto, la curiosidad es estimulada y premiada sistemáticamente. No creen que comer nos causa placer sin que la evolución se preocupó por darnos los estímulos internos para que nos alimentemos: las sensaciones que experimentamos al tener hambre, al preparar la comida, al comer y al digerir, nos dio la naturaleza para que sigamos existiendo.
Aquí se puede trazar los paralelos con lo que sentimos por la información nueva: ésta nos alegra y nos causa placer no solo por los bonos funcionales, sino, porque tenemos este potente reforzamiento fisiológico: la dopamina. Es la base neuroquímica de las emociones positivas que experimentamos en el proceso de conocimiento, descubrimiento, creación e invención. Utilizando la dopamina, el cerebro nos motiva a buscar lo nuevo e impulsa el aprendizaje. El cerebro nos premia con la dopamina que produce en nosotros reacciones extraordinarias también en la expectativa, en la espera, en la planificación. Es uno de los porqués de la existencia de las personas que dedican sus vidas a la ciencia, al arte, a los viajes hacia lo desconocido. Es uno de los motivos por qué el Homo sapiens migró por todo el planeta y se instaló en sus más remotos rincones. Es uno de los porqués de nuestros logros intelectuales, físicos, expresivos, espirituales. La próxima vez que escuchen que lo único que interesa al humano, es el dinero y el poder, recuerden de lo que hablamos ahora. La investigación es la actividad más humana que existe porque siempre apunta a explorar lo desconocido. La creatividad científica y artística, la investigación en todos sus sentidos se recompensan con las emociones muy intensas.
*** Sabemos que nuestros cerebros individuales son tan distintos como nuestras caras y cuerpos, no hay dos iguales, aunque se parecen entre sí. Hay personas con la predisposición para la actividad física, hay otras que no la disfrutan, pero a su vez buscan otras áreas de la vida dónde alimentarse del placer. El proceso de la creación artística, por ejemplo, también está acompañado con la producción de la dopamina. Porque el arte no es únicamente la expresión de los estados y estructuras internas del artista, si no, una eterna indagación de las posibilidades, la búsqueda de sorprender, un camino al infinito. arte siempre presupone el descubrimiento, el logro de algo que nunca antes existía. Los juegos con las palabras, desde los refranes y rimas infantiles, hasta las obras filosóficas, también activan el sistema de la novedad. El jugar con palabras nos lleva a encontrar unas formas de expresión extraordinarias. El proceso de escribir está lleno de satisfacción porque vamos por un nuevo camino con cada palabra que nace, anticipamos los logros, exploramos lo desconocido.
*** Lamentablemente, lo descrito es un esquema ideal, en la vida real las cosas no siempre resultan color de rosa. Si por alguna razón, generalmente predeterminada genéticamente, el sistema funciona deficientemente, sufrimos la falta de emociones positivas que nos puede llevar a la depresión. Si de lo contrario, el sistema trabaja exageradamente, el pensamiento puede ser demasiado rápido que impide la concentración mental. Se producen alteraciones graves que resultan en la esquizofrenia. Los humanos somos muy curiosos, y nuestra curiosidad es un programa instalado en el cerebro y orientado a la supervivencia, el cual dentro del proceso evolutivo se realizó en una cadena neuronal: nueva información – porción de dopamina – emociones positivas. La dopamina guía el comportamiento para satisfacer nuestras necesidades, pero sin un stop oportuno, pueden surgir las dependencias. Así es, la dopamina participa activamente en la formación de las dependencias graves no farmacológicas. La dopamina llena de sentido nuestros pensamientos y sentimientos, así como todo lo que se encuentra en nuestro entorno y nuestra vida en general. La actividad dopaminérgica exagerada puede hacernos más propensos a las alucinaciones, las experiencias e ideas místicas: empezamos a encontrar las relaciones y patrones donde no las hay. Así se forman los fanáticos ideológicos. Las alteraciones motoras, obsesiones, deseos compulsivos, manías, euforias también se producen cuando la producción de la dopamina se altera hacia las cantidades exageradas. Pero cuando son bajos, como ya dije en líneas anteriores, a parte de la enfermedad de Parkinson y la depresión, las personas pierden la capacidad de concentración, se produce la apatía, angustia y hasta los estados catatónicos.
*** Para disminuir el efecto negativo de los párrafos anteriores, los invito a pensar en la vida sexual de nuestra especie. No el amor en sí, pero la pasión. El fuego que nace a la primera vista. La hermosa enfermedad que nos transporta a un mundo acuarela donde nada parece a la realidad. El Cupido de los humanos tiene el nombre, y es, ¡sorpresa!!! la dopamina. Recordamos, la novedad, lo desconocido, la actividad física, la anticipación y la expectativa. El deseo sexual crece con la dopamina y baja cuando ésta nos abandona. Eso sucede, por ejemplo, en la presencia de la serotonina, la responsable por nuestra sensación de bienestar general. Al elevarse el nivel de la serotonina, el nivel de la dopamina baja. Curiosamente, por ejemplo, las personas que tratan la depresión con los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina experimentan lo descrito. Uno de los efectos secundarios de esta medicina, es la pérdida temporal de la libido y, parcialmente, de la capacidad de alegrarse y emocionarse. El tratado se siente tranquilo, en paz, no experimenta el dolor de la depresión, pero tampoco es capaz de experimentar las emociones de manera cabal.
*** Nuestro cerebro usa el método del premio y castigo impulsándonos a realizar todo lo que se necesita para nuestra supervivencia. Cualquier estímulo, interno o externo, se registra en el sistema límbico que a su vez produce la incitación la cual la parte consciente de la mente se percibe como el deseo. Se activan las áreas correspondientes de la corteza indicando al organismo cómo actuar para obtener lo deseado. Estas mismas zonas de la corteza envían la señal al sistema límbico donde se impulsa la elevación del nivel de la dopamina que produce la sensación de satisfacción. Este sistema se desarrolló durante millones de años de la evolución y hasta hace poco nos servía de maravilla: en el mundo dónde los recursos eran tan difíciles de obtener, y por ello, escasos, este sistema nos premiaba por todo lo que hacíamos para obtener la comida, para protegernos de los enemigos, para encontrar mejores condiciones de vida, asegurándose que la gente va a correr, trabajar, esforzarse lo suficiente para sobrevivir. En algún momento, el premio interno se apreció tanto por la humanidad, que ésta empezó a acelerarse en la obtención de todo lo necesario para una vida segura y placentera. Es cuando la satisfacción de las necesidades ya no fue suficiente y los humanos empezaron a buscar el valor agregado, el placer, el cual ha sido la creación socio-mental. Sin embargo, el cerebro seguía y sigue funcionado de la misma manera, como si estuviera todavía viviendo en la jungla primitiva — la evolución no contó con la rapidez del ingenio de nuestra especie. Ahora que no tenemos que correr detrás del venado, o cazar al mamut, o buscar el fuego, a nuestras vidas llegaron la insatisfacción, la apatía, el sinsabor. No siempre recibimos suficiente dopamina para inspirarnos en seguir adelante, nos encerramos en la rutina y pasamos la vida como los hámsteres corriendo en la misma rueda. de sorprenderse que los creadores de las redes sociales fácilmente atrapan nuestras mentes cotidianas en su rueda infinita de la lenta informativa — nos premian con pequeñas porciones de la dopamina para que permanezcamos conectados a la vida artificial.
Este callejón sí tiene salida, y está en nuestros cerebros: cualquier actividad física, hasta las tareas de casa, si son nuevas, nos regalan las emociones positivas, cualquier actividad nueva, nuevos aprendizajes, nuevas personas nos llenaran de la dopamina. Planificar un viaje y luego realizarlo, es todo un baño dopamínico.Preparar una sorpresa para alguien, cocinar un plato nuevo, aprender a bailar, leer sobre un tema nuevo, leer este artículo que te cuenta las cosas nuevas y sorprendentes — todas estas son las formas de estimular la producción de la dopamina y vivir una vida más sana, llena del sentido y alegría. Muchos podrían decir: todo es muy interesante, quizá, pero yo no tengo ganas de bailar, ni cocinar, ni mucho menos hacer una sorpresa para alguien, ni siquiera tengo este alguien a quien preparar la sorpresa. Lo único que soy capaz de hacer, es cumplir con mis obligaciones vitales y, antes de dormir, vagar por el Facebook. Perfectamente comprensible. Pero hay una buena noticia: el conocer nuestro cerebro no tiene un fin de llenarnos de la información fascinante. El objetivo es hacer nuestra vida mejor. Muchas personas en el mundo, inspiradas por las lluvias de la dopamina producidas por sus cerebros como la respuesta a la actividad intelectual, trabajan sin cesar para poder superar todos los obstáculos que existen.
La humanidad sí merece un paraíso y este paraíso puede ser tecnológico. Hemos creado un mundo al cual la evolución todavía no alcanzó. Pero si somos capaces de crear este mundo, también somos capaces de adaptarnos a él, ayudando a la evolución con pequeños empujoncitos. Por eso, la próxima vez les contaré sobre una técnica simple para elevar sus niveles de dopamina y empezar a vivir mejor.
Debe ser que están bien alimentados, quizá no consumen carnes rojas, conozco a un señor de 65 que desde Chosica sale 5am para entrar al trabajo 7.45am en los pantanos de Villa, que largo trayecto, pero llega contento y sale de trabajar 5pm para ir a sus clases de baile, dice que a Chosica llega a las 11.30 para sacar a su perro al parque, le pregunté si consume alguna sustancia y me dice que desde pequeño consumió maca, quinoa productos de los andes, pero él dice que vive feliz porque tiene la conciencia tranquila y cumplió como padre y se siente realizado, me alegro por él.
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los peruanos nativos de la Sierra son muy resistentes y fuertes, viven 100 años y mas conservando la lucides y fuerza física
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[…] Para que en lugar de morir de hambre, corramos detrás de la carne, el cerebro nos da abundate dopamina que nos llena de las emociones positivas, sensaciones muy placenteras, ganas de vivir. Nos […]
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[…] del alcohol, por lo tanto la dosis pequeña de alcohol provoca la activación dopamínica. La dopamina es el neurotransmisor que responsabiliza por la actividad motora y las emociones […]
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